Existen cualidades, aptitudes y talentos para que un profesional del derecho sea considerado bueno o excelente, sin embargo, en el paso por la carrera, son pocas las instituciones educativas las que nos enseñan como destacarnos entre los demás colegas en una profesión cada días más saturada.
Así entonces, desde estudiante y como profesionista egresado, es importante seguir pugnando por destacarse en el ejercicio de la profesión, ya sea desde el ejercicio libre de la profesión o bien desde un puesto del servicio público.
Te daré las que considero son 3 de las principales cualidades que hacen de un abogado promedio a un abogado excelente.
Autodidacta
No existe forma de concebir a un profesional del derecho que se repute exitoso y que no guste de continuar aprendiendo, el derecho como bien lo dice el decálogo del abogado escrito por Eduardo J. Couture, se transforma de forma constante.
Aún en el caso de que un abogado continúe su camino profesional con posgrados, un buen abogado no deja de seguir aprendiendo e incluso, el aprendizaje debe ir más allá de la propia ciencia del derecho, ya que éste debe incluso saber de otras ramas, para poder ejercer efectivamente.
No es posible para un abogado poco preparado interrogar a un perito, si se desconoce del todo la materia, razón de especial relevancia que el estudio del buen abogado sea una constante y sea de mutuo propio el hambre por seguir aprendiendo.
Esta cualidad se debe desarrollar desde la carrera y es algo que lamentablemente las facultades no enseñan, es decir, cada uno debe investigar por cuenta propia la forma de seguir actualizado y de continuar profundizando el aprendizaje ya aprendido en aulas.
Empático
Un buen abogado desarrollándose en cualquier área de la profesión no puede considerarse realmente bueno, si no siente empatía, ya sea por sus clientes, por las partes que se acercan para que dirima un conflicto o incluso en la cátedra un maestro debe ser empático con las diferentes necesidades de acercamiento y aprendizaje de sus alumnos.
La empatía no es algo que se enseñe en aulas, sin embargo, es necesaria en el ejercicio de la profesión, ya que el fondo de la ciencia jurídica es la justicia, y en ese sentido debe velar por el ejercicio empático y ético de la profesión.
Resiliencia
La resiliencia es la capacidad que una persona demuestra de levantarse pese a los resultados no favorecedores.
En el ejercicio de la profesión, el buen abogado debe ser resiliente, ya que más de una ocasión deberá verse frustrado al no expresar adecuadamente la posición de su cliente o al enfrentarse a autoridades o superiores con criterios diferentes a los propios.
El ejercicio de la profesión desde cualquier área del derecho, es un cúmulo de experiencias y situaciones estresantes que puede mermar a una persona que no goce y sienta de verdad que su labor hace algo para beneficio de otros.